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¿A mayor IVA mayores aranceles?

13/02/2025
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¿A mayor IVA mayores aranceles?

13/02/2025

Saturnina Moreno González, Universidad de Castilla-La Mancha y Iván Vega Pedreño, Universidad de Castilla-La Mancha

En su primera campaña a la presidencia de Estados Unidos (2016), Donald Trump acuñó la frase Make America Great Again (MAGA). En su vuelta a la Casa Blanca, en 2025, ha vuelto a recuperarla y ahora va mucho más allá de ser un simple eslogan. Representa una forma de hacer política que se refleja en sus primeras decisiones de gobierno.

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En su objetivo de reafirmar el liderazgo económico, político y militar estadounidense, Trump ha firmado una serie de órdenes ejecutivas y memorandos en diversos ámbitos.

En materia económica y política comercial, Trump ha firmado un memorando para que su gabinete elabore un plan de actuación (Fair and Reciprocal Plan), que evalúe las políticas de intercambio comercial que distintos países tienen con EE. UU.

Este plan analizará si los impuestos que los países extranjeros aplican a los productos estadounidenses cuando importan mercancías desde EE. UU. son injustos o discriminatorios. Uno de los puntos más controvertidos de este plan es que Trump equipara el IVA con una barrera comercial que perjudica a las empresas estadounidenses.

Aranceles e IVA, ¿son lo mismo?

Según el código aduanero europeo, un arancel o tarifa es un pago obligatorio que se debe realizar a la UE cuando se importan o exportar bienes (aunque son poco comunes en el caso de las exportaciones). Se establecen por razones económicas (sobre todo recaudatorias) y de protección comercial, ya que permiten regular el flujo comercial y evitar que los productos extranjeros compitan en condiciones de desigualdad con los producidos europeos.

En cuanto al IVA, desde la óptica de la UE es un impuesto que grava al consumo y, por tanto, debe satisfacerse en el territorio en el que se va a consumir el bien.

Así, los empresarios establecidos en la UE que exportan sus productos no aplican el IVA en sus ventas. Sin embargo, cuando una empresa de fuera de la Unión vende productos en este territorio debe abonar el arancel correspondiente y, además, aplicar el tipo impositivo del IVA del país europeo donde se comercialice el producto.

En Estados Unidos no existe una figura análoga al IVA. En su lugar, se aplica un impuesto sobre las ventas (sales tax), que solo se paga en la última fase de la venta al consumidor. Este impuesto no está implantado a nivel nacional, sino que varía entre los estados y ciudades que lo aplican, con tipos que oscilan entre el 2,9 % y el 7,25 %, y representa el 32 % de la recaudación en estos territorios.

La principal diferencia entre ambos sistemas es que el IVA se aplica en todas las fases de la producción y comercialización del producto, mientras que el impuesto a las ventas solo lo abona el consumidor final.

Conocidos estos datos, hagamos una comparativa entre la exportación de un vehículo de EE. UU. a España y viceversa.

Si una empresa estadounidense exporta un coche a España, el empresario deberá abonar un arancel del 10 %, igual en toda la UE, y un tipo impositivo general del IVA del 21 %.

Por un coche europeo exportado a EE. UU. el empresario deberá abonar un arancel del 2,5 % y, en última instancia, cuando el vehículo sea vendido al consumidor final, este pagará el impuesto a las ventas que le corresponda.

¿Por qué Trump ve el IVA como una barrera comercial?

Si teóricamente no son lo mismo, ¿por qué Trump amenaza con igualar los tipos impositivos que se aplican al IVA en forma de aranceles a los productos exportados? La razón es sencilla: el IVA encarece las exportaciones estadounidenses hacia la UE.

Sin embargo, si bien es cierto que este impuesto supone un coste adicional, su pago garantiza la igualdad de condiciones entre todos los empresarios que pretendan vender sus productos en la UE. Además, si se cumplen ciertas condiciones, su pago da derecho a la deducción del IVA satisfecho por los importadores.

El equilibrio de la balanza comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea es otra de las razones esgrimidas por la administración Trump para justificar la subida de aranceles (aunque esta podría considerarse razonablemente equilibrada).

También se menciona que en ciertos sectores clave, como el del automóvil, hay aranceles desiguales: mientras que la UE aplica un 10 % a los automóviles importados de EE. UU., Estados Unidos aplica un 2,5 % a los coches europeos, aunque con excepciones, como el 25 % de arancel a las camionetas pick-up procedentes de la UE.

No obstante, más allá de sectores específicos, la media de los aranceles aplicados por la UE a los productos estadounidenses es del 3,95 %, mientras que EE. UU. aplica un 3,5 % a los productos europeos. Frente a estas diferencias, la UE se ha mostrado dispuesta a negociar acuerdos arancelarios beneficiosos para ambas partes.

Más cooperación y menos proteccionismo

A nivel internacional existen dos organismos clave para el comercio internacional: la Organización Mundial de Aduanas (OMA), cuya finalidad es incrementar la eficiencia de las administraciones de aduanas, y la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se ocupa de las normas que rigen el comercio internacional.

Una de sus principales funciones es impulsar las relaciones comerciales entre sus países miembros; EE. UU. y los países que integran la Unión Europea forman parte de la OMC. También debe garantizar que se cumplan los acuerdos establecidos y evitar que se apliquen medidas comerciales discriminatorias.

La OMC cuenta con un mecanismo para resolver las disputas entre Estados miembros cuando una de las partes considera que se han vulnerado los acuerdos comerciales. A principios de siglo, Europa y Estados Unidos acudieron al arbitraje de la OMC a causa de la disputa Airbus-Boeing por haber recibido ayudas públicas ilegales (y ambos países fueron sancionados).

Ante estas tendencias proteccionistas, la búsqueda de nuevos mercados se vuelve primordial. Un ejemplo de ello es el acuerdo alcanzado entre la UE y el Mercosur, que refuerza las alianzas comerciales entre ambas regiones y puede servir como respuesta a las políticas proteccionistas de EE. UU. Quizás la solución ante tanto proteccionismo sea justamente la contraria: mayor cooperación entre países.The Conversation

Saturnina Moreno González, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario, Universidad de Castilla-La Mancha y Iván Vega Pedreño, Investigador predoctoral de Derecho Financiero y Tributario, Universidad de Castilla-La Mancha

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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